Pueblos indigenas chilenos

ABORÍGENES CHILENOS

 

Al llegar los Incas a Chile, en el siglo XV, casi todos los grupos nativos eran agricultores, ceramistas, tejedores, con cierta organización social e iniciaban el trabajo de los metales, a excepción de los habitantes del extremo austral denominados genéricamente fueguinos (Selk'nam, Yagán, Kawésqar) .
Eran descendientes de los primeros pobladores paleolíticos venidos del norte, probablemente hace unos 15.000 años.
Los Incas introdujeron nuevas raíces étnicas y culturales en las zonas conquistadas. Se mezclaron con la población nativa, sobre todo en el norte, y con el pueblo Pikunche-mapuche sólo hasta el río Maule, porque hasta esa frontera natural extendieron su dominación.
Esta civilización altiplánica introdujo cambios notables en los modos de vida, en la economía y en la tecnología indígena.
Algunos de estos grupos, que conocemos por sus restos arqueológicos, ya habían desaparecido o se encontraban en vías de extinción, tales como ariqueños y molles; o debido al mestizaje habían perdido su identidad.

Estas culturas extintas constituyen un patrimonio invaluable y sus huellas subyacen en los actuales pueblos indígenas.
Otros pueblos estaban culturalmente más adelantados y en transición hacia una sociedad compleja, como es el caso de Atacameños, Diaguitas y Pikunches. Otros, como los Mapuche, llamados araucanos por los españoles, no habían entrado al régimen señorial impuesto por los Incas y constituían tribus semiaisladas. El resto estaba en el período paleolítico y constituían bandas nómades.
Cerca de cien años después, en el norte, a la llegada de los conquistadores europeos, sólo quedaban los Changos de la costa y los diversos grupos Atacameños, culturalmente relacionados con los pueblos del altiplano perú-boliviano.
Los Pueblos Indígenas Actuales que habitan en Chile son ocho, habiendo sido localizadas pequeñas comunidades que se autoreconocen como descendientes de Diaguitas y Changos, culturas consideradas ya extinguidas.

 

Aymará

El Aymara es un pueblo milenario dedicado al pastoreo y a la agricultura usando técnicas ancestrales de cultivo.
Habitan, traspasando las fronteras impuestas por las naciones, desde las orillas del lago Titicaca y la cordillera de los Andes, hasta el noreste argentino.
Tienen una economía complementaria, ya que los que viven en el altiplano poseen abundantes rebaños y escasos cultivos, mientras que los que lo hacen en la precordillera producen bastantes verduras frutas y semillas gracias al eficaz uso del suelo, mediante las tradicionales terrazas.
Debido a estas condiciones se generan relaciones de intercambio de productos entre pastores y agricultores.
 

Esta forma de subsistencia se basa en el principio del ayne, que se refiere a la reciprocidad entre los aymarás: la petición de ayuda en el presente, será correspondida en el futuro.

El Aymara es una lengua indoamericana, hablada en la zona andina que rodea al lago Titicaca y en algunos puntos de la zona andina de Chile y Argentina.
Pertenece a la familia Jaqi, que es el grupo andino más numeroso después del quechua.
Existen teorías que vinculan las lengua jaqi con las quechua, por lo que éstas serían variaciones de una lengua pasada común : el Quechumara.
Las lenguas de la familia jaqi, actualmente son tres:
a) Kawki: unos doscientos nacianos lo hablan en Lima, Perú (Yauyos).
b) Jaqaru: hablado por cerca de dos mil habitantes, también en Yauyos (Lima, Perú).
c) Aymara: tres millones de personas lo hablan, desde los alrededores del lago Titicaca (Bolivia-Perú), hasta algunos puntos de la zona andina de Chile y Argentina.
El aymara, hablado en Chile, casi no difiere del hablado en Bolivia.
Para algunos autores el aymara de Chile, es un estadio arcaico (antiguo) de la lengua, mientras que el de Bolivia es más innovador.

El Aymara concibe su habitat como el medio andino que dio origen y bienestar a la comunidad. Para él existe una sola realidad conormada por dos ámbitos: el medio natural y el mundo sobrenatural.
Es una visión religiosa que sacraliza la naturaleza y legitima la posición del hombre sobre ella.
Esta cosmovisión se formó en diferentes épocas pasadas y refleja los grandes cambios de su historia. Así es como hoy denominan costumbre a los ritos religiosos basados en sus antepasados y religión a los rituales y símbolos de origen cristiano.

 

Quechua

Este grupo vive en el área que constituye un enclave comprendido desde Caquena por el norte, hasta Parinacota por el Sur-Este y Putre por el Oeste.
El habitat del pueblo Quechua se sitúa en la zona precordillerana y altiplánica, territorio que comparte con el pueblo Aymara.
Mientras que la lengua aymara tiene aquí una función manifiestamente comunicativa, la quechua, hasta donde se ha podido comprobar, se mantiene sólo con propósitos rituales en textos versificados de cantos y danzas vigentes, en sectores rurales de las inmediaciones de Putre y Socoroma.
Los Quechua comparten con el pueblo Aymara los rasgos socio-culturales y las características étnicas, pues en la actualidad se han asimilado completamente a estos patrones culturales, siendo lo más decisivo la utilización de la lengua aymara para satisfacer sus necesidades comunicativas.

Quechua y Aymara están ligados o mejor dicho pertenecen a una lengua madre llamada Quechumara. De este tronco nacieron dos familias :la familia Jaqi y la familia quechua.
Es una de las más importantes lenguas de América y su verdadero nombre es Runasimi, que significa lengua de seres humanos.
Se calcula su número de hablantes en alrededor de siete millones de personas en América.
El quechua se difundió desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina y el centro de Chile. Sin embargo, dentro del país no logró imponerse como lengua, a pesar de haber estado sometido al dominio inca.
Además de los topónimos más abundantes en el norte, dejó su huella en algunas palabras del mapudungun (mapuche) como los numerales cien y mil: pataka y guaranka.

 

Atacameños

Los Atacameños o likanantai habitan en los oasis, valles y quebradas de la provincia del Loa, en el norte de Chile (II Región).
En esta zona se encuentran el Salar de Atacama, el volcán Licancabur y los ríos Salado y Grande.
Este hábitat desértico comprende el sector de la hoya del Salar de Atacama, el pueblo de San Pedro de Atacama y la cuenca del río Loa, cuyo centro es la ciudad de Calama.
La comunidad es un concepto que predomina en la vida social de este pueblo. La construcción de un camino, un local para la comunidad, limpiar los canales de regadío, son algunas de las actividades que los convocan.
Los centros ceremoniales y también comerciales, donde confluyen todos sus componentes son Caspana, Peine, Socaire, San Pedro de Atacama y Toconao.
El Censo de población (1992) entrega una cifra global de 85. 829 habitantes indígenas para la provincia del Loa, pero sin especificar su origen étnico específico.

Antes de la llegada de los españoles, el kunza era la lengua dominante del área atacameña, hablada por los pueblos que vivían en los oasis de San Pedro de Atacama y Lasana.
El kunza pertenece a la familia macro-chibcha y sub familia paezano, proveniente de los sectores occidentales de Colombia y Ecuador.
La lengua de los atacameños no está agrupada bajo la familia andino-ecuatorial, a la que pertenecen las tres lenguas indígenas que hoy se hablan en Chile continental.
Los atacameños llegaron a ser cuatrilingues: hablaban el kunza como lengua dominante hasta la llegada de los españoles, junto con el aymara, el quechua y el castellano.
Con el dominio hispano, a partir del siglo XVII, el kunza comenzó a ser desplazado por el español, hasta que se extinguió en su uso habitual durante las primeras décadas del siglo XX.
Actualmente el kunza es una lengua prácticamente extinguida que sólo se usa en ceremonias y cantos rituales.

En las fiestas y ceremonias atacameñas se expresa una relación profunda e interacción intensa con la naturaleza, como los convidos al espíritu de la tierra (pachamama), de los cerros (tata-cerros) y del agua (tata-putarajni) como también de los antepasados (tata-abuelos).
Hoy subsisten sus patrones tradicionales de creencias, cognición y simbolismo, basada en concepciones mitológicas tradicionales y reactualizada mediante la experiencia ritual.
Las festividades atacameñas por excelencia son:
El carnaval.
La limpia de canales.
El enfloramiento del ganado.
El culto a los tata abuelos o antepasados prehispánicos.

 

Kolla

El pueblo Kolla habita en la zona norte de Chile. En aguadas y quebradas de la cordillera de la provincia de Chañaral (Región de Atacama), entre las ciudades de Potrerillos, El Salvador, Diego de Almagro y Copiapó.
Los kollas habrían ingresado a Chile en dos períodos: primero, hacia la etapa final del imperio de Tiwanaku, en el siglo X; una segunda migración se produce desde el noreste argentino y coincide con la Guerra del Pacífico, a fines del siglo XIX.
Llegaron en su mayoría de Tinogasta y Fiambala, con un mayor ritmo migratorio entre 1880 y 1890.
En la actualidad, el territorio ocupado por este pueblo comprende la precordillera y Cordillera de los Andes, y parte del altiplano de las provincias de Chañaral y Copiapó en la III Región. Sus deslindes más importantes son: la Quebrada de la Encantada por el norte y el río Copiapó por el sur, área en la cual su hábitat transhumante se desplaza entre los 2.000 y 4.000 metros de altura. El mundo espiritual kolla es semejante al de los aymaras. Sus creencias principales ancestrales dicen relación con la Pachamama, madre tierra, generadora de vida y ordenadora de la vida de los hombres. Ella sabe cuándo, cómo y por qué deben suceder las cosas.
Las ceremonias son realizadas por un yatiri, persona sabia que ha sido elegida por las fuerzas espirituales, elección que se le ha dado a conocer en un sueño, para curar enfermedades, realizar rogativas y ceremonias.
Los rituales se realizan de preferencia en los cerros, en los lugares más altos.
Se pide por el sustento y el bienestar de la comunidad.
Las fechas de conmemoraciones kollas son relacionadas con los ciclos agropastoril, como las fiestas del año nuevo indígena a fines de junio.

 

Diaguita

La Cultura Diaguita, agrícola y alfarera, existió entre el siglo VIII y XV d. C, y fue contemporánea a la cultura atacameña.
Esta etnia posiblemente emparentada con los diaguitas argentinos, habría cruzado la cordillera para asentarse en los fértiles valles del Norte Chico entre los ríos Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí y Choapa, entre los siglos V y VI. Al asentarse en esta área habría reemplazado a la antigua cultura de El Molle, que se extendía desde el valle del Huasco por el norte, hasta el Choapa por el sur.
Los Diaguitas son reconocidos por su arte cerámico, que se caracteriza por su fina factura y rica decoración con figuras geométricas: líneas rectas, zig-zag y triángulos adosados a una línea. Sus colores son generalmente el blanco, rojo y negro.
A grandes rasgos, su alfarería se puede dividir en dos tipos de tiestos, unos destinados al uso cotidiano, los jarros zapato, y otros utilizados para fines ceremoniales y rituales, los jarros pato, más finos y de mayor elaboración.

El kakán era la lengua del pueblo Diaguita, provenientes del norte de Argentina y que poblaron los fértiles Valles Transversales.
Los estudios de Rodolfo Schüller sostienen que en ambas vertientes se habló esta lengua hoy totalmente extinguida.
Actualmente sólo se conservan algunas palabras kakán en apellidos, toponimia local (nombres de lugares), tales como:

Lugares:
Antofagasta, Chalingasta, Elqui, Sotaquí, Atacama, Calama, Toconao, Ticnamar, Combarbalá, etc.
Apellidos:
Alballay, Campillay, Sapiaín, Talinay, Chavilca, Tamango, etc.
Nombres de plantas:
Cchañar, gualtata, chilca, yalipalqui, palqui, etc.

Los distintas formas de sepulturas diaguitas, muestran una evolución espiritual en cuanto a la creencia de una vida extraterrenal y divinidades.
Tenían un ritual de sepultación muy complejo, en el cual se sacrificaban llamas o alpacas que eran enterradas en directa relación con el difunto, lo que evidencia la importancia de la ganadería.
Básicamente consisten en un recinto rectangular excavado bajo tierra, con dos bloques de piedra inclinados para proteger al difunto. También, algunas de ellas, sugieren que las esposas eran enterradas junto a sus maridos. Tal costumbre pudo tener como objetivo la mantención del equilibrio entre los sexos. Hombres y mujeres eran de estatura más bien baja, de color aceitunado claro, La deformación craneana, práctica usual entre los diaguitas, no produce efectos tan llamativos o negativos.

 

Molle

La cultura agrícola de El Molle (300 d.c.), tuvo una gran influencia en las etnias aledañas, como Diaguitas y Pikunches.
Se ubicó en los valles transversales del norte chico de Chile, entre el valle de Huasco y la ciudad de Coquimbo. Ejerció gran influencia sobre los pueblos de la zona central, en la cerámica especialmente, tales como Pitrén, Tirúa y la Cerámica Blanca de Valdivia.
Se cree que es originaria del Chaco, zona tropical de Argentina.
Se caracteriza por el uso del tembetá, una piedra que se incrustaba en la boca como forma de adorno o status social, práctica común en las selvas tropicales de Asia, Africa y América.
También el desarrollo de la metalurgia en oro y la confección de cerámicas pintadas, dan cuenta de su refinada artesanía.
El paso de la elaboración de puntas de proyectil a morteros, piedras para moler semilla y granos, son una clara manifestación de su evolución de cazadores a agricultores.

 

Rapa Nui

El pueblo Rapa Nui habita la Isla de Pascua. Rapa Nui es el nombre originario de esta isla de origen volcánico y forma triangular, situada en medio del Océano Pacífico Sur.
La isla, de sólo 150 km2, posee tres volcanes situados en sus tres puntas.
Grandes esculturas de piedra, coronados con rojos sombreros que dan la espalda al mar enmarcan esta compleja y misteriosa cultura. Son los característicos Moai que, a más de 3.000 km. de la costa de Chile continental, frente al Puerto de Caldera, nos hablan de este pueblo ancestral.
Alrededor de 250 Ahu, altares ceremoniales de piedra, 600 Moai en pie y otros esparcidos por la isla, abundantes petroglifos grabados en piedras volcánicas, y música y bailes que recuerdan a la Polinesia, son su escenario cultural.
Actualmente la isla está habitada por 1.853 personas, de las cuales 1.175, son Rapa Nui. El resto está constituído por 678 chilenos, de los cuales 36 son mapuche. Todos ellos viven en Hanga Roa.

El Rapa Nui es una lengua polinésica, lo que la distingue de las otras lenguas originarias del país, clasificadas en el grupo indoamericano.
Pertenece a la rama polinésica de la familia austronésica, conjunto de lenguas habladas desde el sudeste asiático hasta Isla de Pascua.
Esta diferencia se debe a que el pueblo Rapa Nui constituye una unidad linguística y cultural distinta al resto de las etnias del territorio chileno, país que lo incorporó a su territorio en 1888.
Actualmente el pueblo Rapa Nui, es bilingüe: habla el español y su lengua originaria: el Vaná a Rapa Nui, que significa el habla de Rapa Nui.
Los niños de Isla de Pascua hablan el Rapa Nui hasta que entran a la escuela, donde aprenden el español, segundo idioma, utilizado para sus relaciones con el continente.

La cultura Rapa Nui actual, conserva gran cantidad de ritos, ceremonias y creencias ancestrales. Algunas prácticas variaron según las etapas por las que transcurrió este pueblo desde su prehistoria. Sin embargo los antiguos conceptos como el Mana y el Tapu, persistieron.
El Mana es la magia o poder sobrenatural y está en manos de los espíritus y sólo de algunos iniciados. Cualquier objeto puede contagiarse con esta magia, sobre todo las personas que viven con hombres poderosos.
En la llamada fase expansiva se produjo una inusual devoción religiosa, relacionada con el culto a los ancestros. En tal período se llevó a cabo la construcción de unos 300 altares ceremoniales y cerca de 600 moai: el poder de los sacerdotes y de la nobleza se encontraba en su plenitud. Luego sobrevino la crisis política y la hambruna; a esta etapa se le llamó fase decadente. Las peticiones de los Rapa Nui a los dioses, entonces estaban ligadas a la adquisición de alimentos. El culto al dios Make Make, relacionado con la fertilidad, surge en este período.

 

Pikunche

Las tribus Pikunches vivían en el área central de Chile.
Los cronistas españoles nos han dejado abundante información sobre el desarrollo en que se encontraban estas tribus. Los llamaron Pikunches. Hablaban la lengua mapuche al igual que araucanos y williches, pero culturalmente estaban en un nivel superior debido a la adquisición de ciertas técnicas más evolucionadas, fruto de sus contactos con los pueblos del norte.
Enterraban a sus muertos bajo túmulos; poseían unas piedras horadadas que, provistas de mangos pudieron ser usadas como herramientas agrícolas.; tallaron pequeñas cavidades en grandes bloques de piedra conocidas como piedras tacitas, cuya función pudo ser la de morteros o depósitos de ofrendas ceremoniales.
Elaboraron una cerámica decorada con forma de trinaquio, distinta a todas las culturas prehispánicas de Chile.

 

Mapuche

Los Mapuche constituyen uno de los pueblos originarios más numerosos que sobreviven en la actualidad.
Con una población cercana al medio millón de individuos conservan aún su lengua, Mapudungún, y gran parte de su cultura. Se destacan los vínculos familiares y religiosos que los unen e identifican como una verdadera nación.
Antes del proceso de expansión Inca, los Mapuche, habrían habitado toda la zona del valle central, replegándose parcialmente hacia el sur presionados por el avance de los atacameños desde el norte.
Es el pueblo indígena que por sobre todos los de América resistió la dominación hispánica. El motor que impulsó dicha resistencia fue el concepto de tierra, Mapu, colectiva o tribal; la autonomía de los clanes y la unidad tribal y social en torno a la defensa de su territorio y su cultura.
La dispersión de la autoridad política, asentada en distintas jefaturas y ubicaciones territoriales dispersas, impidieron el éxito de la invasión y conquista española.

Tradicionalmente se ha considerado que la lengua mapuche, el Mapudungun, es una lengua aislada, sin relación directa de parentesco con ninguna de las lenguas del cono sur (Lenz 1896: XXII).
Para Englers (1936: 80), en cambio, hay un probable parentesco, aunque lejano, entre el mapuche, el quechua y el aymara.
Según la clasificación estándard, el mapuche pertenece a la subfamilia araucana (familia araucano chon), del grupo andino, tronco andino-ecuatorial .
Otros autores como Stark y Hams han vinculado genéticamente el mapuche con el maya.
Mary Key sostiene que el mapuche está emparentado con las lenguas tacano-panoanas de Perú y Bolivia.
Y últimamente Payne ha planteado el parentesco con las familias arawak del grupo ecuatorial, tronco andino ecuatorial.

El Wenumapu es el cielo en la mitología mapuche. En él viven los dioses.
El mayor de ellos y en cierto modo el único es Ngnechen. El controla a los dioses menores. En el wenumapu se realizan las mismas acciones que en la mapu o tierra realizan los hombres.
El Minchemapu representa lo contrario: el mal, las profundidades. Es un mundo de espíritus malignos o wekufes. El poder de ellos produce las enfermedades y la muerte.
Además de Ngnechen, dueño o tutor de los hombres, existe el Chau o Antu. Es llamado también Antu fucha (anciano rey sol) y en su dimensión femenina es el Antu kuche (anciana reina luna).

 

Aonikenk

Los Aonikenk o tewelches, hoy extintos en el territorio chileno, pertenecen a un grupo nómade terrestre de la Patagonia.
Son reconocidos como una de las etnias más altas del mundo, llegando a medir hasta 2 metros.
Su territorio natural se extendía entre el Estrecho de Magallanes y el río Santa Cruz, el que recorrían cazando animales y recolectando el alimento que les proporcionaba la vegetación de la pampa.
Los europeos, al verlos por primera vez, los bautizaron como patagones. Sus entusiastas versiones sobre las enormes huellas de sus pies, dieron orígen a la leyenda de los Gigantes de la Patagonia y al nombre con que fue designado este vasto territorio.
Con la adquisición del caballo, en el siglo XVIII, los Aonikenk ampliaron sus recorridos por la estepa austral mostrando gran destreza en el manejo de este importante medio de transporte.
Aonikenk y Selk'nam estarían emparentados. Algunas similitudes entre ambos pueblos son las características físicas, como su altura. También tienen un parentesco linguístico, ya que ambas lenguas provienen de un mismo tronco lingüístico: el Tshon.

El Aonikaish, lengua de los aonikenk, está emparentada con el idioma selk'nam, ya que ambos pertenecerían al tronco lingüístico Tshon, distinto del indoamericano que agrupa al resto de los cazadores-recolectores de Sudamérica, (según Roberto Lehmann-Nistche).
El Aonikaish, esta compuesto por, aproximadamente, 25 sonidos básicos, de los cuales seis son similares a las cinco vocales españolas, más una de sonido similar a la ö, en alemán.
El estudioso Spegazzini (1884), describe del siguiente modo al aonikaish: «todos hablan con voz muy gruesa, haciendo repercutir las consonantes, muy despacio como si estuvieran cansados; la garganta es la que emplean más, como si fueran ventrílocuos; las vocales son pocas, y sólo las de las primeras sílabas pueden determinarse con seguridad, y escribirse, las demás son ininteligibles o semimudas».
Para un hablante de esta lengua, como lo era el explorador Lista, el Aonikaish, no sólo tiene una voz propia para cada objeto de la naturaleza, sino que también expresa ideas abstractas de un orden superior.

Cada etapa en la vida de los Aonikenk, se iniciaba con un ceremonial específico.
Durante la gestación, la embarazada era separada de su pareja para evitar el contacto sexual, ya que se creía que el semen agrandaba el feto y dificultaba el parto. Debía comer carnes secas y evitar los alimentos líquidos. Su madre o su abuela la asistían en el nacimiento del hijo.
El recién nacido era pintado de color blanco y se le asignaba el nombre que, habitualmente, representaba características físicas, lugares de alumbramiento o el nombre de un familiar muerto.
A los cuatro años de edad, asistían a la Ceremonia de los Aros: a las niñas se les perforaban ambos lóbulos de las orejas y a los niños, sólo uno. Una aguja y crines de caballo eran los instrumentos con que se hacían los orificios, que más tarde ocuparían los aros.
Al final del ritual se sacrificaba una yegua, momento en que los hombres ejecutaban el baile de los avestruces.

 

Selk´nam

Los Selk'nam eran un pueblo nómade, que mantenía una economía de subsistencia basada en la caza terrestre, principalmente aves, que se complementaba con la recolección de frutos, hongos y raíces silvestres; junto con algunos productos marinos.
Se caracterizan por la elaboración de puntas de proyectil más perfeccionadas y eficaces que las de sus antecesores.
Los Selk'nam estarían emparentados con los Aonikenk o Tewelches del sur a través de un tronco común, del cual los primeros se habrían separado ocupando la Tierra del Fuego.
Selk'nam es el nombre con que los habitantes nómades de Tierra del Fuego identificaban a su pueblo y cultura. Por ello hoy en día se privilegia esta denominación, ya que el nombre Ona otorgado por los Yagán y luego popularizado desde la colonización del territorio austral, no emanó de la propia cultura Selk'nam.
Esta cultura, poseía un amplio mundo espiritual manifestado en ceremonias como el Hain, ritual de iniciación sexual en el que se revelaba a los adolescentes ciertos secretos tendientes a preservar su orden social: el patriarcado.

La lengua Selk'nam era hablada por los cazadores terrestres de Tierra del Fuego, XII Región, extinguidos hacia las primeras décadas del siglo XX.
Algunas Palabras y su Significado:
Kree: luna
Kreen: sol
Akainik: arco iris
Shénu: viento
Hosh: nieve
Ka: pueblo, gente
Kámuka: pueblos o gente del norte (Onas)
Winteka: pueblos o gente del este (Haush)
Kenémika: pueblos o gente del oeste (kawésqar)
Kéikruka: pueblos o gente del sur (Yagán)
Tul: corazón
Tul-jippen: corazón malo..

El mundo espiritual selk'nam es testimoniado fundamentalmente por dos antropólogos: el padre Martín Gusinde y Anne Chapman.
Ellos han rescatado textos que nos hablan de la metafísica y visiones de mundo de este pueblo ya extinto.
Los dioses y espíritus fueguinos no son representados ni se les rinde culto. No son más que nombres y palabras para designar lo que se encuentra más allá de la sociedad.
Los relatos nos muestran la existencia de innumerables seres de diversas características, cada uno con su propia historia y lugar. Son habitantes del cielo y de la tierra e incluso algunos viven debajo de ella y sólo emergen para las celebraciones

 

Kawésqar

Los antiguos kawésqar o alakalufes habitaron los fiordos y canales del extremo sur del continente sudamericano. En sus canoas, recorrían desde el Golfo de Penas y la península de Brecknock, hasta el estrecho de Magallanes y archipiélago sur de Tierra del Fuego.
Se alimentaban de lobos marinos, nutrias, focas y ballenas.
La familia kawésqar, cuando aún era nómade, necesitaba pocos y simples materiales para vivir: una canoa, una choza liviana de base ovalada, cubierta de pieles, cortezas y follajes, de rápido montaje y desmontaje, y utensilios de pesca, caza y recolección de alimentos.
Su vivienda era un toldo desmontable cubierto con cueros de lobo marino.
La visión que tuvieron los españoles de los kawésqar puede entenderse en las palabras de Ladrillero:
«La gente de esta bahía es bien dispuesta y de buen arte. Tienen barbas los hombres, no muy largas. Sus vestiduras son unos pellejos de lobos marinos. No tienen asiento en ninguna parte. Andan en canoa de cáscaras de árboles y de unas partes en otras. Comen carne de lobos marinos y de peces y animales cruda, y marisco»

Los Kawésqar, al igual que la mayoría de los indígenas de Chile, son bilingües, ya que para comunicarse con la cultura dominante deben aprender el castellano como segunda lengua.
Así, la lengua Kawésqar es utilizada sólo en las actividades internas de la comunidad, mientras que el español lo hablan en todas la actividades externas en las que se encuentre un colono.
Los adultos hablan el español en menor medida que los más jóvenes, debido a su educación escolar, lo que trae como contrapartida el olvido gradual de su lengua originaria.
Al cambiar su forma de vida y costumbres, de nómades marinos a sedentarios, la lengua kawésqar se ve afectada porque ya no se usan expresiones ligadas a la caza y pesca, actividades tradicionales de su cultura original.

La explicación y visión del mundo kawésqar, está basada en un conjunto de seres malignos que poblaban su tierra. Estos seres son un reflejo de las duras condiciones climáticas y telúricas en las que vivían.
Ayayema. Es un ser temible. Domina las fuerzas naturales y al hombre.
El fuerte viento del noroeste, que da vuelta las embarcaciones y el fuego de las viviendas, eran vistos como manifestaciones de este ser maligno.
Kawtcho. Es el espíritu rondador de la noche. Es descrito como un hombre bajo, que de día camina por debajo de la tierra, y por la noche emerge desde las orillas de las aguas, anunciado por el ladrido de los perros.
Mwono. Habita en los glaciares y las cimas de las montañas. Es el espíritu del ruido, que se manifiesta en las avalanchas de fiordos y glaciares.
 

Yagán

Al sur del Estrecho de Magallanes, en la región del canal Beagle, isla Navarino e islas adyacentes habita el grupo étnico más austral del continente: el pueblo Yagán o Yámana, del cual subsisten en la actualidad 74 personas, que habitan mayoritariamente la Villa Ukika y Puerto Williams, en la Isla Navarino.
La principal arma de caza de los Yagán, era el arpón, que medía casi tres metros de largo. En el extremo superior se le adosaba una punta de hueso de pescado dentada, por uno o ambos lados.
La punta de flecha, inicialmente de piedra, terminó siendo elaborada en vidrio debido a la mayor facilidad para tallarla. El vidrio comenzó a ser usado por los nómades australes a lo menos, en el siglo XVIII.
Su cultura, al igual que la de los kawésqar, era la de los nómades del mar dedicados a la pesca y caza marina.
Sus canoas y vestimentas eran similares a las kawésqar.
La canoa, llamada Anán, era construida con tres piezas de cortezas de árbol, al igual que la canoa de los kawésqar.

El Yagán o Yámana , la lengua más austral del mundo, fue hablada hasta fines del siglo XIX por un grupo de canoeros nómades extendido a lo largo de los archipiélagos y canales del confín mismo de América, entre la península de Brecknock y el Cabo de Hornos. Actualmente se encuentra en los momentos finales del proceso de extinción.
En el caserío de Ukika, Puerto Williams, en Isla Navarino, viven cuatro mujeres -todas de más de sesenta años- hablantes terminales de la lengua. Tres de ellas son Yagán y una Kawésqar, criada en la comunidad Yagán.
Fonología.
Hay siete vocales: i, e, ae, e (invertida) a, o, u.
Las consonantes son diecisiete : p, t, k, tr, ¨c, s, s.
alabras y frases Yagán
Yagán: Hombre
Yakamush: Ceremonia de formación de hechiceros.
Loima-yakamush: Chamanes, brujos.

El menor superaba en todo sentido a su hermano mayor y la mujer Yaolox Tarnuxipa, era la más inteligente de todos ellos. Al hermano mayor se le adjudica el descubrimiento del fuego.
El diluvio yagán.
Relata una leyenda que hace mucho tiempo la luna cayó al mar. A consecuencia de ello, se levantó la superficie, tal como se levanta el agua de un cubo, cuando una gran piedra cae dentro.
Los únicos sobrevivientes de la inundación fueron los afortunados habitantes de la Isla Gable (frente a Puerto Williams en el canal Beagle) que se desprendió del lecho del océano y flotó sobre el mar.
Pronto se sumergieron las montañas de los alrededores y los pobladores de la Isla Gable, al mirar en derredor no vieron más que océano hasta el confín del horizonte.
La isla no fue a la deriva, debió anclarse de alguna manera y, cuando eventualmente apareció la luna, emergió con su carga de seres humanos, guanacos y zorros, poblando nuevamente el mundo.