Artesanía chilena

Artesanía chilena

Todos los pueblos se caracterizan por algunos elementos materiales en los cuales quedan plasmados no sólo las materias primas propias de lugar, sinotambién los colores de su paisaje, las técnicas y el grado de desarrollo de la cultura, los símbolos propios, en fin, los rasgos que dan personalidad a dicho pueblo. Esos elementos materiales, son las artesanías, y sobre las que caracterizan a Chile vamos a hablar ahora.

 

La artesanía es la expresión plástica del habitante de un lugar determinado. Nace de necesidades fundamentales como cubrir el cuerpo, juntar agua, cocer los alimentos y comer.

La artesanía se desarrolla en relación directa al medio ambiente. A través de la artesanía uno puede intuir cuál es la naturaleza en medio de la cual vive el artesano: los tejidos del norte tienen el colorido cálido que el sol impone; en el sur, lluvioso y frío, los colores son severos, como el clima.

En la cerámica, la de tierras arcillosas y la de tierras vegetales son diferentes. Y no es casualidad que la cestería surja, en las regiones de mayor vegetación y humedad, en donde el mimbre y otros vegetales fibrosos entregan la materia prima.

Resulta curioso que en Chile, un país minero, la artesanía en metal no tenga gran relevancia. Ello es porque las obras en este material requieren un trabajo de alto conocimiento, que las culturas primitivas no desarrollaron sino hasta la llegada de los españoles.

 

Te invitamos a conocer más sobre nuestra artesanía

Geografía artesanal de Chile

Alejados de las ciudades; en pequeños poblados, acompañados de prolongados silencios, los artesanos chilenos trabajan, siguiendo el arte enseñado por sus abuelos.

Imposible nombralos a todos o dar a conocer sus trabajos. Por eso te mencionamos a continuación sólo algunas de las manifestaciones de la artesanía tradicional que hay a lo largo de nuestro país.

 

I Región: En Isluga se realiza una artesanía textil, de origen muy antiguo, hecha en diferentes tipos de telares, con lana de auquénidos y ovinos, e hilada a mano.

II Región: En Toconao, pueblo ubicado entre el solar de Atacama y la altiplanicie, los artesanos tallan figuras con piedra toba, material volcánico de color blanco. En Peine hacen obras maestras en madera de cactus.

V Región: En Isla de Pascua, hábiles y rápidos talladores utilizan la azuela y el formón para hacer trabajos en madera, piedra volcánica y huesos de ballena. Las mujeres hacen collares, pendientes y brazaletes con concha marina.

Región Metropolitana: En el pueblo de Pomaire se trabaja la tradicional cerámica de arcilla roja, delgada, bien bruñida y cocida. También se hace en la capital, la cerámica de las Monjas Clarisas locitas perfumadas hechas con arcilla, caolín y arena fina, perfumada con fórmulas secretas que datan del Siglo 17.

VII Región: En Quinamávida, al interior de Linares, se tejen en telar, mantas, chalones y frazadas de lana de oveja. En Rari más hacia la cordillera, se hacen miniaturas tejidas en crin de caballo y fibras multicolores.

VIII Región: Ninhue es famoso por sus "chupallas" tejidas con paja de trigo. Y en Quinchamalí se fabrica la cerámica oscura, mezcla de arena y arcilla, teñida al humo, trabajada a mano y cocida al suelo. En Hualqui, se teje la cestería de fibras vegetales como el "coirón" y el "chupón".

IX Región: Cautín se distingue por los tejidos de la tradición mapuche, hechos con lana de oveja, hilada a mano con el uso primitivo. Tiene colores naturales y decoraciones teñidas con antiguas técnicas (Tinturas de raíces, tallos, flores, maderas u hollín). También se fabrican joyas en platería trabajadas a mano. En Villarrica se trabajan las maderas nativas, labrándolas con azuela, especialmente para uso utilitario: bandejas, platos, cucharas.

X Región: En San Juan de la Costa se hace cestería en "boqui", especie vegetal trepadora, muy dura. En Chiloé se producen los típicos ponchos y frazadas chilotas, tejidas con lana de oveja hilada a mano y trabajada en telar horizontal y al suelo. Las localidades de Quinchao, Chonchi y Quellón, son famosas por estos trabajos y también por la cestería en "ñocha", "coirón", "junquillo" y "quiscal"; y por los barcos de maderas nativas, como el lingue, avellano, roble y tepa.

 

Los materiales

El medio ambiente es un factor muy importante para entender los distintos tipos de artesanía, pues en ellos se plasma la utilización y transfomación de los diferentes materiales que se encuentran presentes en la naturaleza.

Cada comunidad trabaja con mayor énfasis los elementos naturales que encuentra a su alcance; sin embargo, esto también depende de la capacidad tecnológica de explotación que posea la comunidad. En el caso chileno, una importante parte de su territorio ha poseído históricamente grandes riquezas minerales; sin embargo, los grupos indígenas allí instalados no alcanzaron un gran nivel de trabajo metalúrgico; pero, en cambio, hacia el sur el predominio de la tierra (greda) y de los elementos vegetales es casi total en la artesanía de la zona, que destaca por su cerámica y cestería.

 

Tejido popular

Antes de la llegada de los españoles al continente, el tejido era ya una de las formas artesanales mayor logradas. Desde entonces, la mujeres de la zona central han tenido un papel destacado en este oficio, sin embargo, con la emigración del campo a la ciudad, la actividad ha ido disminuyendo considerablemente.

Pese a todo, aún hay muchos lugares, a través de todo el país, en donde la actividad textil artesanal se preserva hasta hoy.

Si tuviéramos que reseñar la principal actividad textil a lo largo del país, tendríamos que destacar, en el norte, el trabajo que realizan algunos campesinos aymaras del Altiplano; en la zona central, región huasa, las mantas y las fajas; más al sur los tejidos de los mapuches, en donde destacan los ponchos y las alfombras; y finalmente los tejidos de Chiloé, en donde con la gruesa lana artesanal se tejen chombas, gorros y calcetas.

 

Zona Norte

 

Las comunidades de la zona altiplánica, que desde épocas precolombinas se han dedicado a la cría de alpacas y llamas y desde la Colonia a la cría de ovejas, desarrollaron particularmente su arte textil.

En la actualidad esta tarea se desarrolla en pequeños pueblos interiores de Arica y Antofagasta. (En la imagen: pocho de alpaca)

En la localidad de Peine se realizan textiles de llama, vicuña y alpaca, como frazadas, ponchos o bolsos, en tonalidades verdes, azules y moradas, principalmente, en los que se reproducen elementos de la cultura inca como el rombo, la escalera y el zig-zag.

 

Zona Central

 

A escasos kilómetros al sur de Santiago, en el caserío de Valdivia de Paine, hombres y mujeres practican el tejido. Empleando el telar horizontal y con hilos mercerizados, tejen fajas, chamantos de huaso decorados con franjas de colores. El rojo, el azul, el verde y el amarillo son los colores preferidos.

Más al sur, cerca de Rancagua, en el pueblo de Doñihue, también se tejen hermosos aperos de huaso, pero aquí lo hacen sólo las mujeres en telares verticales de madera pesada. Estos tejidos de hilo se caracterizan por sus dibujos, casi siempre relacionados con las plantas del lugar, hojas de parra, racimos de uva, espigas de trigo, copihues, etc.

 

Zona Sur

 

En las áreas mapuches los tejidos contemporáneos muestran un fino hilado, figuras rectilíneas y colores parejos con figuras en forma de cruz , rombo, zig-zag, etc. (En la imagen: manta mapuche)

El telar araucano es el llamado "huitral", consistente en cuatro trozos de madera que se cruzan en los extremos , y tiene una altura de poco más de dos metros. Este trabajo artesanal es esencialmente femenino. Se tejen de esta forma los "chamales" o mantas femeninas y masculinas, ponchos y frazadas, así como también los famosos "choapinos", especie de alfombras, muy codiciadas en el mercado por la calidad del tejido.

El trabajo textil chilote posee características propias; hay presencia de elementos indígenas con otros copiados del extranjero, quizás en los viajes realizados por los habitantes.

Se teje con lana de oveja en telar horizontal pegado al suelo. Esta técnica requiere de gran pericia ya que la posición que debe adoptarse es muy incómoda.

En el pasado, los tejidos de Chiloé tuvieron gran renombre y en las crónicas de marinos y visitantes extranjeros hay referencias de ellos. Hoy sólo se tejen alfombras, mantas, chalones y frazadas muy sencillos. En los centros más poblados de esta región se tejen otras prendas, calcetas, chalecos, y gorros, con lana muy mal hilada y defectuosa, lo que daña mucho. Los principales centros artesanales de la isla son Quinchao, Chaigue y Llingua.

 

Cestería

La historia de las artesanías comienza con el hombre. Este, desde su origen, ha ido incorporando al servicio de sus necesidades más urgentes una gran cantidad de elementos minerales, animales y vegetales.

Las culturas autóctonas de las más diversas latitudes crearon y desarrollaron el tejido manual a base de vegetales. Estudios antropológicos e históricos revelan que el desarrollo de la cestería es muy anterior al de la cerámica.

Los hombres primitivos confeccionaron en fibras vegetales los más diversos objetos. Las hierbas, las hojas, los tallos, las raíces y las cortezas de los árboles, fueron utilizadas para la confección del vestuario, cestas, mantas, esferas, etc. Estas piezas recibían ciertos tratamientos para lograr más flexibilidad, suavidad, elasticidad y resistencia. En un principio, estas fibras fueron entrelazadas y anudadas de diversas formas, bastante burdas, evolucionando luego hacia técnicas que poco a poco fueron perfeccionándose .

La cestería es una actividad artesanal que se manifiesta en diferentes regiones de Chile. Sin embargo, la materia prima escasa dificulta la supervivencia del oficio.

 

 

En la Conquista

 

A la llegada de los españoles, la cestería estaba muy adelantada en la región ocupada hoy por el territorio chileno. Los criollos la perfeccionaron mezclando los conocimientos indígenas con las técnicas aportadas por los conquistadores.

En términos generales, la cestería chilena es muy sobria, generalmente carente de decoración . En ella se usa la fibra sin teñir, a excepción de lo que ocurre en algunas zonas como Hualqui y Curicó, donde se utilizan tintes de gama reducida. En Chimbarongo también se confeccionan algunas piezas con fibra teñida.

Las materias primas que ofrecen resistencia y flexibilidad son variadas: la ñocha y las raíces de álamo y de copihue, pero el arbusto de uso más común en cestería es el mimbre, que crece en las zonas húmedas. Este último fue traído desde España.

 

La cestería, hoy

 

En La Serena y alrededores se produce una cestería tosca y burda, en su mayoría grandes cestas de acarreo. La técnica usada es el entramado-conocida universalmente- sin ninguna decoración (En la imagen: canastos de La Serena, IV Región).

En la zona central , se destaca el centro artesanal de Chimbarongo, con una cestería muy variada, en la que se confeccionan palmeras, palilleros, bandejas, pantallas de lámparas, costureros, e incluso muebles de los más diversas formas y tamaños, en mimbre y caña, e incorporando últimamente la estructura metálica.

En Chiloé, se teje en numerosas fibras vegetales: junquillo, quilineja, boqui, chilca, quiscal, ñoche, etc. La técnica más usada es el apareado.

La técnica de malla se usa en la confección de la pilgua, que tiene forma de bolsa y sirve para guardar alimentos y transportar objetos livianos.

Existe también la confección de objetos decorativos. En Quellón, se confeccionan en junquilllo, figuras de pescado y pájaros en cuelgas.

Otros lugares en que se produce esta cestería decorativa son: Castro, Coipomo, Cucao, Chiague, Chonchi, Dalcahue, Quellón, Quemchi.

 

La cestería Mapuche

 

Si se establece una línea geográfico-artesanal que cubra al país de norte a sur se comprueba que los trabajos de cestería son escasos en el norte, con excepción de La Serena, donde se elaboran productos de mimbre para uso doméstico.

Es a partir de la zona central que la cestería se hace mucho más elaborada y alcanza su máxima expresión en la zona mapuche, sobre todo en Temuco, donde se trabaja especialmente el mimbre. San Juan de la Costa, Arauco y Cautín, son otros importantes centros de esta producción artesanal.

Haulqui, a treinta kilómetros de Concepción, es otro centro artesanal, uno de los más antiguos de Chile. Sus obras se distinguen por el control entramado de chupón y coironcillo. Paneras, fuentes, cestos, etc., se fabrican de esta forma . Este tipo de manufactura es una herencia directa de la tradición indígena , que habitaba en los cerros de la zona.

 

 

Tallado

 

La variedad de materiales que el hombre puede trabajar, es prácticamente infinito. Las piedras, la madera, el hueso, son algunos de los elementos que le permiten dejar plasmadas sus ideas.

Tallar significa quitar o eliminar de un bloque, todo lo superfluo. Para moldear se necesitan materias maleables, y para tallar, materias, duras, como la piedra, el marfil, el vidrio. Para trabajarlas se usa un cincel, la sierra, el taladro, las gubias, los cuchillos.

El arte popular es creado por el pueblo, y para interpretarlo, hay que adoptar una posición sencilla, de apreciación de lo autóctono y de la tradición nacional. Del vínculo del indígena y del español ha surgido la expresión del saber popular que caracteriza el pueblo chileno. Cuando el arte popular tiene éxito, se hace industrial y surge la artesanía.

 

Toconao y Pascua

 

En el norte de Chile, en Atacama, aparece el tallado en piedra volcánica de Toconao. Los motivos preferidos son las tejedoras con sus telares, los personajes típicos y los campanarios de las iglesias nortinas (en la imagen), de factura simple y de rasgos inconfundibles.

En la V Región está la Isla de Pascua, tierra de leyenda, donde surge una población de talladores en madera y piedra volcánica porosa. Rapa Nui, isla de grandes estatuas, fue la primera revelación del arte polinésico. Los pascuenses han elevado a sus muertos más de 500 imágenes, cuya altura varía entre 3 y 15 metros.

Una de las figuras que se repite, tanto en la piedra como en la madera, es la del pájaro mensajero: el "manutara".

Centenares de tallados en las rocas, cubren metros cuadrados de superficie, representando plantas y seres de la isla, canoas y figuras mitad hombre y mitad animal.

 

La Zona Central

 

La VI Región, del Libertador Bernardo O´Higgins, fértil a su naturaleza, es también generosa en obras artesanales. Los apareo de huaso, lujo de rodeos y cueca; los estribos (en la imagen) y los cuernos de buey, son algunas de sus manifestaciones en tallado.

Vale la pena nombrar el estribo, pieza de madera de las reminiscencias árabes y españolas, por sus decorados en los que abundan las rosetas y las grecas, especialmente en el adorno abotonado, muy común en Malloco y Chillán. Es frecuente hallar cachos chicheros en Llay-Llay, Machalí y Alhué, entre otros lugares.

 

La Araucanía

 

En la Araucanía, la artesanía se centra en la tradición indígena. Escultor sobrio, el mapuche se expresa en una dimensión religiosa en volúmenes limpios y de gran carga emotiva.

El rehue y el chemamull son troncos tallados que rematan en amplias cabezas . La máscara ritual, el kollón, se complementa con pelo de crin de caballo.

Por su parte, la mujer mapuche, señora de su ruka, utiliza en su vida cotidiana variados elementos tallados en madera: asientos, morteros, fuentes, cucharas, platos (en la imagen). Y también en piedra, como la cusi o piedra de moler.

 

Chilotes

 

La isla de Chiloé es otro mundo, con forma propia. Entre sus tallados de piedra, hay azadones, flechas, cachimbas, cuchillos, punzones y objetos de adorno.

La piedra de Cancahua es arenisca de color negro, o gris oscuro. Abunda en Ancud, tiene aspecto arcilloso, es blanda y se puede trabajar fácilmente para hacer braseros, chimeneas, hornos, morteros y ceniceros.

La imaginería religiosa en Chiloé une lo hispano y lo aborigen en un verdadero mestizaje cultural. El arte religioso chilote es rudimentario, desproporcionado, rígido e ingenuo, pero de un profundo sentido espiritual.

Las maderas más utilizadas son el ciprés, el alerce, el ciruelillo y el canelo oloroso.

Sin embargo, pese a toda esta riqueza artesanal, en nuestro país lo típico va desapareciendo. Rescatar las formas tradicionales, es también una forma de recuperar nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestros valores, nuestra historia.

 

Orfebrería

 

El arte de la orfebrería en Chile adquiere su máxima expresión alrededor del siglo XVIII, con las obras del pueblo mapuche.

Los hallazgos arqueológicos realizados en la región de Arauco, ubicada entre la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, limitando al norte con el río Bío Bío y al sur con la serranía que se encuentra entre el río San José y el Calle Calle, permiten comprobar que los mapuches conocían los metales y su manufactura desde épocas prehistóricas. Se estima que lo aprendieron de los incas, aunque no desarrollaron la tecnología.

Cuando los españoles llegaron y vieron la posibilidad de explotar la riqueza minera de nuestro territorio, los araucanos fueron forzados a trabajar en la explotación de los minerales de oro y plata. De allí captaron la técnica para trabajar los metales, en particular la plata en la cual los orfebres españoles eran maestros.

Hacia la mitad del siglo XVIII la orfebrería comenzó a desarrollarse masivamente en el pueblo mapuche.

 

A lo aprendido de los maestros españoles, ellos imprimieron el carácter de su propia cultura, adquiriendo una personalidad única e inconfundible.

La monedas españolas constituyeron la materia prima fundamental de los orfebres mapuches. Una cantidad de estas monedas era entregada al artesano para que realizara la obra y el pago del trabajo consistía en un número de monedas igual a las utilizadas en la fabricación.

Los caciques de la época mantenían a su servicio a varios orfebres profesionales que utilizaban dos técnicas fundamentales: la fundición y la laminación.

Sin duda que la aptitud de los artífices mapuches, su habilidad manual y su capacidad creadora fueron factores determinantes en el desarrollo del arte de platería de este pueblo.

 

Cerámica

 

La cerámica nace como una necesidad cuando el hombre primitivo se convierte de nómada en sedentario y debe almacenar sus productos agrícolas, guardar líquidos, trasladar agua, y finalmente cocer y servir los alimentos.

El simple objeto utilitario, que cumple una función necesaria, ha ido transformándose lentamente a través de la historia. Ya no es sólo un elemento útil, también puede llegar a convertirse en una pieza artística.

El barro moldeado y luego cocido, se perfecciona y comienza la selección de gredas, la preparación de pastas arcillosas, la construcción de hornos, la cocción a altas temperaturas, la incorporación de elementos decorativos, etc. El fabricante se convierte en "creador".

En el pasado pre-hispánico, los pueblos de América tenían un nivel de desarrollo social y cultural que se puede apreciar en los testimonios materiales encontrados.El uso de la arcilla en piezas ceremoniales y utensilios domésticos, alcanzó una perfección técnica y estética notable.

El patrimonio dejado por los pueblos indígenas fue evolucionando. Ello, unido a la presencia de España, con toda su carga cultural, ha generado una expresión propia de estos pueblos mestizos que muestran en su arte popular y su artesanía tradicional, el reflejo de lo que fueron y lo que son.

Las técnicas cerámicas se desarrollan actualmente en cinco zonas bien caracterizadas: Pomaire, Talagante (área de Santiago); Quinchamalí (área de Chillán); Florida (área de Concepción), y localidades muy pequeñas de la cultura mapuche.

 

Pomaire

 

La cerámica pomairina es la más conocida y destacada. Se distingue por su tonalidad roja y su brillante superficie. Ha sufrido notables cambios, forzados por la demanda del mercado: colores dorados y figuras de cromaticidad negra.

La greda se obtiene mediante la "pella", sustancia de carácter graso que se remoja y se le trabaja hasta que queda una pasta moldeable, a la que se le agrega arena y barro para facilitar la cocción. Modelada la pieza, se le da una mano de "colo", un líquido lechoso que le da el brillo característico a la superficie. La cerámica se cuece en hornos de ladrillo de forma cilíndrica.

 

Talagante

 

Ciudad de larga tradición alfarera, Talagante, a 35 Kms. de Santiago-, es la cuna de una cerámica típica, producto de una sola familia, que se ha preocupado de transmitirla de madres a hijas.

Son característica de esta cerámica prolicromada las figuras de tamaño pequeño (20 centímetros), de carácter costumbrista y religioso. En ella , se ha mantenido por años los mismos procedimientos de fabricación. La única variante que se ha presentado con el tiempo ha sido la pintura que en ella se utiliza , que antiguamente era fabricada por las mismas artesanas y que hoy es del tipo industrial.

Como materias se usan la greda y la arena. Como herramientas, las manos.

Las piezas producidas son obras de carácter escultórico, que reproducen tipos y costumbres populares, de tamaño pequeño y de colores muy vivos. Ejemplos típicos son personajes como el Cuasimodo, la Fonda, la Lavandera.

 

Quinchamalí

 

En el pasado, Quinchamalí (VIII Región), fue una reducción de indios pehuenches dedicados a la alfarería. A mediados del siglo XIX se construyó allí un fuerte militar que asentó la obra colonizadora española.

Su producción característica consiste en piezas de greda de color negro brillante con decoración lineal blanca, generalmente de tipo utilitario: fuentes, tazas, jarros, etc., o decorativo: jinetes, chanchos, guitarreras, etc.

Cerámica Mapuche

 

Se ubica geográficamente en zonas de la VIII, IX y X Regiones, en lugares como Gorbea, Roble, Huacho, Puerto Domínguez, Lumaco.

La cerámica mapuche es, en su totalidad, de tipo utilitario de factura tosca y de formas muy simples: fuentes, platos, vasijas, generalmente sin decoración. Sólo en algunos casos, los jarros tienen forma de animales, tales como gallinas, perros, caballos, cerdos y patos.

La greda utilizada en esta zona es de color café-rojizo y tiene pequeños granitos de mica. La técnica utilizada para fabricar las piezas, es más o menos la misma conocida al norte del Bío-Bío, y en ello sólo trabajan las mujeres araucanas, las que recogen la greda en la bases de remansos o esteros donde se acumula el sedimento necesario. Dejan secar la greda al sol, después de molerla con piedras, la limpian de las impurezas mojándola con agua, luego la amasan y le agregan arena fina.

Más tarde la trabajan, aplanándola y haciendo tiras, aplicando las manos y humedeciendo la pasta, emparejándola y sobándola a la vez. Posteriormente la dejan secar al sol. Una vez seca, la pulen frotándola con una piedra lisa. A veces, bañan o barnizan el exterior con una capa muy delgada de greda amarilla o negruzca llamada "colo".