Arte cotidiano

Arte Cotidiano

 

La artesanía es la expresión plástica del habitante de un lugar determinado. Nace de necesidades fundamentales como cubrir el cuerpo, juntar agua, cocer los alimentos, comer.

 

Tradición hecha a mano

 

Junto con el idioma y la historia, el folclor conforma el alma de los pueblos.

Con el término folclor se alude a las manifestaciones artísticas de los pueblos, o de algunas de sus capas sociales, que surgen de manera espontánea y a espaldas de la cultura oficial. La palabra folclor también se aplica a la ciencia que estudia estas manifestaciones.

 

 

Hacia fines del siglo XVIII, los grupos más ilustrados de la sociedad, consideraban las expresiones de la cultura popular, ya fueran danzas, cuentos u objetos artesanales, como productos de la ignorancia y del desconocimiento de las ciencias y artes que eran dominio de las clases superiores.

En 1846, el estudioso inglés William John Thomas propuso reemplazar los términos peyorativos que se usaban para designar las artes populares, por la palabra anglosajona folklore, donde "folk" significa "pueblo", y "lore" "saber o conocimiento".

Hoy el término se ha castellanizado y puede escribirse folclor.

Manifestaciones folclóricas

En la herencia folclórica universal se distinguen a grandes rasgos: literatura, música, danza y creaciones materiales.

Mitos, poemas, cuentos, adivinanzas, canciones, ritos y proverbios transmitidos por vía oral, componen la literatura folclórica.

Quizás la expresión más difundida de la literatura folclórica son los cuentos, cuya existencia se remonta a las edades más antiguas. A diferencia de las fábulas y los mitos, los cuentos no necesitan que nadie los crea , y por ello, mientras respeten las conveniencias culturales, pueden exhibir una enorme variedad de temas.

En todas las culturas se han creado canciones para acompañar ritos y fiestas, las que, aunque son compuestas por autores determinados, luego son modificadas por quienes las usan.

Difícil resulta definir el carácter folclórico de una danza, porque mientras para algunos son folclóricas las creadas con funciones mágicas o económicas, para otros, son todas las que un pueblo crea en forma espontánea en sus actividades cotidianas.

La producción folclórica incluye también objetos materiales, que van desde cucharas hasta obras arquitectónicas. Sus creadores las fabrican para algún uso inmediato, con los materiales que han encontrado más a mano, y dentro de los modelos tradicionales.

 

Independencia y folclor

 

Los aires de libertad que recorrieron Chile a comienzos del siglo pasado, influyeron no sólo en la vida política y social de la población, sino que también en las creaciones artísticas.

 

Las ideas libertarias trajeron flexibilidad y mayor grado de tolerancia al cambio, lo que significó que el baile, la pintura, las vestimentas e incluso las comidas, sufrieran un cambio importante. El rígido minué, por ejemplo, fue desplazado por la cueca o zamacueca, que permitía mayor libertad en la coreografía y hacía posible improvisar o innovar en los pasos.

Hoy, para nosotros, es común ver bailar un pie de cueca, comer empanadas de "pino", jugar al luche o elevar un volantín. Sin embargo, estas costumbres han recorrido un largo camino hasta quedar asentadas en nuestro folclor.

La cueca por ejemplo, es de origen incierto, algunos estudiosos del folclor la consideran de ancestro africano, mientras que otros, la ubican geográficamente en el Perú y con movimientos españoles y árabes. Lo que se sabe a ciencia cierta, es que una vez introducida en nuestro país, adquirió características propias, por lo que comenzó a ser conocida como "la chilena". Así, como la cueca, el volantín, que nadie sabe como llegó a Chile ya que es de origen chino, se ha apropiado de los cielos del país. En septiembre, mes de la patria y de los vientos primaverales, el aire se colorea con estas aves de papel; y se sabe que en el siglo pasado se organizaban competencias de volantines en el parque Cousiño (hoy O'Higgins) y en la Cañada (hoy Alameda).

Las empanadas también son un producto que, traído por los españoles, se quedó en Chile para transformarse en una de las comidas típicas.

 

Mitos y leyendas

Los mitos pertenecen a una época en que el hombre, incapaz de explicarse los fenómenos que en su entorno se desarrollaban, recurría a su imaginación.

 

El hombre mitológico (que vivió en el mito) sentía que el mundo estaba vivo, pero no tenía los elementos de información y conocimiento que tenemos hoy para conocer científicamente dicha vida. Para él, los fenómenos de la naturaleza no eran el resultado de leyes físicas, sino actos de personajes divinos, o sobrehumanos, con poderes buenos y malos. En la imagen, el Trauco, terror de las niñas solteras en las islas chilotas.

 

 

La fantasía, la expresión poética, las impresiones producidas por los fenómenos naturales, eran la fuente del conocimiento humano.

El mito ayuda a conocer la vida del hombre antiguo y permite interpretar su pensamiento y sus acciones. Es una clave para reconstruir, trozo a trozo, el tiempo sin escritura. El dato mitológico es el auxilio de muchas disciplinas humanísticas y científicas que exploran el origen, el ambiente y el quehacer natural e intelectual del hombre.

Las leyendas

Esta forma literaria está marcada por la naturaleza del lugar en que se origina. Su contenido tiene directa relación con la geografía, y con algún hecho real que, repetido y exagerado, integra el acervo folclórico.

La leyenda recorre los caminos y llega muy lejos de su lugar de origen. La imaginación popular va agregándole aventuras y desventuras que tienen que ver con las características de cada lugar por el cual pasa.

Algunas de las leyendas más conocidas en nuestro país son: Piratas en La Serena, El tesoro de sir Francis Drake, La Quintrala, Una ciudad sumergida y La Llorona, entre muchas otras.

Mitos chilenos

Cada zona de Chile tiene sus propios mitos. En el norte están La Cadena del Inca y el Barreterito (especie de duende que, en el fondo de las minas en receso, avisa a los mineros, con unos golpecitos que todavía existe una veta no explotada).

En el centro, sobresalen La Ciudad de los Césares, La Lola y La Mujer Larga (una mujer que sale de su tumba, en el cementerio de Paredones, a las doce de la noche. Su figura es muy larga, pero cuando alguien se le acerca, se achica y le crujen las enaguas. Al primer canto de gallo, vuelve a su sepultura).

 

 

Y en el sur, son conocidas:El Copihue "Rojo", El Río Damas y la Cascada del Velo de la Novia (en Peulla, provincia de Llanquihue, existe un salto de agua que se llama el Velo de la Novia. Se dice que si los enamorados beben tres sorbos de sus aguas, con fe y esperanza, se casarán).

Chiloé mítico

Una de las zonas más ricas en mitos y leyendas es la isla grande de Chiloé. La naturaleza, lluviosa y fría, el océano tormentoso y una vida sacrificada, es el marco en el que nacen las historias que, alrededor de una fogata, se cuentan y recuentan en noches de frío y tempestad. Dentro de las más conocidas se encuentran, el Trauco, la Pincoya, la Vaca Marina, el Gallo Culebrón y el Caleuche (en la imagen).

 

 

Bailando a Chile

"Pueblo que danza no muere", dice el refrán oriental. Y en efecto, la danza es una necesidad vital y una de las expresiones comunes al ser humano desde tiempos remotos.

 

Desde un comienzo los bailes sirvieron para agradecer los favores recibidos y para rendir culto, bailes como los de La Tirana, (en la imagen) en el Norte de Chile, sirven para pagar mandas y rendir culto a la virgen. O la minga chilota, recreación después de una jornada de trabajo comunitario, como después de una cosecha o construcción de una casa.

Otros sirven para festejar eventos familiares, como bautizos o casamientos, y para acompañar la partida de un ser querido, como el baile por el "angelito", el niño pequeño que muere.

Al hablar de folclor chileno se hace imprescindible resaltar el valor de nuestros bailes populares, como manifestaciones espontáneas de los sentimientos criollos frente a la vida.

Desde el siglo XIX, en Chile se hicieron populares las danzas españolas, como seguidillas y fandangos, las que criollizadas, pasaron al pueblo, especialmente en los medios campesinos. Estos son los que constituyen los "bailes de tierra", nombre dado para distinguirlos de los bailes de salón, como las contradanzas y el minué.

 

 

En los albores de la República se chilenizaron danzas trasandinas, como el pericón, el cuando y el cielito. Se popularizaron las zambas, de la que derivó la resfalosa. Bien entrado nuestro siglo, se incorporó el corrido, a través de las películas mexicanas, y las cumbias de origen colombiano.

Geografía danzante

Los bailes mapuches, casi todos rituales, han permanecido circunscritos a la zona sur del país, entre los límites de la Novena Región. La religiosidad mapuche se manifiesta en los guillatunes, en los que a los "purrun" (sinónimo de baile) se incorporan a rogativas por el buen tiempo. O en los machitunes, en los que machis y choiques danzan por la salud de un enfermo.

 

 

En el norte, las danzas folclóricas mantienen su vigencia. Entre la Primera y la Quinta Región, la vitalidad de los bailes religiosos se incrementa con el paso de los años: morenos, chunchos, chinos, cuyacas, de antigua data se juntan con diabladas y zambas corporales. Unos y otros se bailan en santuarios como el de Nuestra Señora de las Peñas, en la Tirana, en la Candelaria, en el de la Virgen de Andacollo.

 

La vestimenta es de mucho colorido y predominan las prendas de lana de llama, vicuña o alpaca.

Chile central, es el sector más pobre de bailes recreativos, tal vez por ser el primero en reemplazar lo tradicional por la moda del momento. En el centro se baila la cueca y otros bailes como el corrido, sajurianas, cielito, resfalosa, chapecao y seguidillas.

Chiloé es precisamente rico en danzas folclóricas. Son bailes propios de las islas: caña dulce, trastrasera (en la imagen), chocolate, nave, fandango, solita, malaeña, pequinés, segrilla, siquimiriqui, gallinazo, astilla, chicoleo.

 

La cueca

 

Aunque la cueca es el baile nacional, hay muchos chilenos que no saben bailarla. Algunos expertos, señalan que esto se debe a que es una danza nacida en otro territorio. Afirman que los orígenes de la cueca están en el Perú de los albores de la Independencia, y que ya entonces era un baile muy antiguo, mezcla de movimientos españoles y árabes.

El antecedente de este baile se conoció a lo largo de toda la costa del Pacífico. Zamba, zambacueca, zamacueca y cueca chilena parecen ser la misma danza evolucionada y con variantes regionales.

La cueca se baila en Chile, con distintas particularidades según sea la zona geográfica. Las diferencias estriban en la vestimenta de los bailarines y en la personalidad de ellos: pícaros en la zona central urbana; tímidos en el Sur, incitantes en las regiones campesinas; elegantes en los salones de la capital.

 

Arte cotidiano

La artesanía se desarrolla en relación directa al medio ambiente. A través de la artesanía uno puede intuir cuál es la naturaleza en medio de la cual vive el artesano: los tejidos del norte tienen el colorido cálido que el sol impone; en el sur, lluvioso y frío, los colores son severos, como el clima. En la cerámica, la de tierras arcillosas y la de tierras vegetales son diferentes. Y no es casualidad que la cestería surja, en las regiones de mayor vegetación y humedad, en donde el mimbre y otros vegetales fibrosos entregan la materia prima.

Resulta curioso que en Chile, un país minero, la artesanía en metal no tenga gran relevancia. Ello es porque las obras en este material requieren un trabajo de alto conocimiento, que las culturas primitivas no desarrollaron sino hasta la llegada de los españoles.

 

Geografía artesanal de Chile

Alejados de las ciudades; en pequeños poblados, acompañados de prolongados silencios, los artesanos chilenos trabajan, siguiendo el arte enseñado por sus abuelos.

Imposible nombralos a todos o dar a conocer sus trabajos. Por eso te mencionamos a continuación sólo algunas de las manifestaciones de la artesanía tradicional que hay a lo largo de nuestro país.

I Región: En Isluga se realiza una artesanía textil, de origen muy antiguo, hecha en diferentes tipos de telares, con lana de auquénidos y ovinos, e hilada a mano.

II Región: En Toconao, pueblo ubicado entre el solar de Atacama y la altiplanicie, los artesanos tallan figuras con piedra toba, material volcánico de color blanco. En Peine hacen obras maestras en madera de cactus.

V Región: En Isla de Pascua, hábiles y rápidos talladores utilizan la azuela y el formón para hacer trabajos en madera, piedra volcánica y huesos de ballena. Las mujeres hacen collares, pendientes y brazaletes con concha marina.

Región Metropolitana: En el pueblo de Pomaire se trabaja la tradicional cerámica de arcilla roja, delgada, bien bruñida y cocida. También se hace en la capital, la cerámica de las Monjas Clarisas locitas perfumadas hechas con arcilla, caolín y arena fina, perfumada con fórmulas secretas que datan del Siglo 17.

VII Región: En Quinamávida, al interior de Linares, se tejen en telar, mantas, chalones y frazadas de lana de oveja. En Rari más hacia la cordillera, se hacen miniaturas tejidas en crin de caballo y fibras multicolores.

VIII Región: Ninhue es famoso por sus "chupallas" tejidas con paja de trigo. Y en Quinchamalí se fabrica la cerámica oscura, mezcla de arena y arcilla, teñida al humo, trabajada a mano y cocida al suelo. En Hualqui, se teje la cestería de fibras vegetales como el "coirón" y el "chupón".

IX Región: Cautín se distingue por los tejidos de la tradición mapuche, hechos con lana de oveja, hilada a mano con el uso primitivo. Tiene colores naturales y decoraciones teñidas con antiguas técnicas (Tinturas de raíces, tallos, flores, maderas u hollín). También se fabrican joyas en platería trabajadas a mano. En Villarrica se trabajan las madera nativas, labrándolas con azuela, especialmente para uso utilitario: bandejas, platos, cucharas.

X Región: En San Juan de la Costa se hace cestería en "boqui", especie vegetal trepadora, muy dura. En Chiloé se producen los típicos ponchos y frazadas chilotas, tejidas con lana de oveja hilada a mano y trabajada en telar horizontal y al suelo. Las localidades de Quinchao, Chonchi y Quellón, son famosas por estos trabajos y también por la cestería en "ñocha", "coirón", "junquillo" y "quiscal"; y por los barcos de maderas nativas, como el lingue, avellano, roble y tepa.

Juegos chilenos

Nadie sabe en qué momento de la historia de la humanidad el hombre comenzó a jugar. Pero sabemos con certeza que muchos de los juegos que aún se efectúan, casi sin transformaciones, tienen miles de años.

El origen de los juegos es paralelo al de las ciudades. Antiguamente, los juegos eran realizados por los magos y chamanes y constituían prácticas religiosas con el objetivo de asegurar el bien colectivo y personal. Se atribuía su invención y primer uso a los dioses .

Cuando los sacerdotes desecharon el juego como elemento de su religión, los pueblos los tomaron para sí, y en lugar de extinguirse, cambiaron su rumbo. Primero fueron los hombres los que disfrutaron de los juegos, luego las mujeres y finalmente los niños, quienes son los verdaderos transmisores de este elemento folclórico.

Chile tiene una larga lista de juegos que son considerados típicos o folclóricos, entre ellos destacan:

El sonajero, que antes de ser uno de los primeros juguetes infantiles, fue talismán mágico usado para apartar y ahuyentar con su ruido a los malos espíritus.

La muñeca, que hoy es un juguete especial para niñitas; se usó como un ídolo.

Los zancos ocupan un lugar importante en las danzas para espantar a los espíritus malignos, hoy en día son usados como parte de fiestas y ferias artísticas.

La rayuela, era prácticamente un rito. La cancha representaba la vida terrena del hombre hasta su entrada al cielo.

El juego de hacer saltar huesos en el dorso de la mano, que en Chile se hace con piedrecillas y se denomina "pallalla", se practicaba en la Grecia antigua con cinco trozos de hueso y, presumiblemente, es una derivación de formas primitivas de adivinación.

La canción del corro corro(rondas), si no es una danza, es un giro elemental de tipo astronómico. La redondez y el movimiento circular evoca la esfera celeste; los que participan son los astros; el que se sitúa en el centro, representa al sol o la luna.

 

El volantín o cometa, es un elemento astral. Para los griegos la palabra Kome significaba caballera y Kometen, cabelludo. Metáfora que se aplica a la estela en forma de cabellera que deja el cometa en su trayecto.

El juego de "el pillarse" es el derecho de asilo en las iglesias. Un criminal perseguido por la policía, si se encontraba con un templo a su paso, se introducía en él clamando: "A Iglesia me llamo" y no podía ser extraído de allí sino con licencia especial de la autoridad eclesiástica. Cuando el niño grita ¡Capilla! ¡Capilla! queda, momentáneamente, libre de la persecución. Pero no puede prolongar indefinidamente su permanencia en ella, pues tiene que salir y exponerse nuevamente a ser perseguido.